La medida del rendimiento funcional puede consistir en
varios procedimientos, discutidos por diferentes autores, citados en la bibliografía,
aunque no de manera exhaustiva; el que hemos seguido consiste en contar el
número de pares mínimos efecto de cada oposición fonológica en un corpus. Un
par mínimo es aquel formado por dos palabras que difieren entre sí únicamente
por la oposición entre dos fonemas, por ejemplo: mata y mapa, casa y cara, o casa y caso. Otras medidas consideran la
frecuencia de aparición de cada fonema en diferentes entornos consonánticos y
vocálicos en la palabra, como en los cálculos de Robert D. King (1967) para el
alto alemán moderno, el antiguo islandés y otras lenguas.
Para calcular esas
medidas en el español de México (pero pueden considerarse válidas para todo el
español), tomamos el texto completo del Diccionario
del español de México como corpus y llevamos a cabo una medida de la
frecuencia de aparición de todos los pares mínimos que se forman en el texto.
Es verdad que un cálculo correcto supone una previa
transcripción fonológica de cualquier corpus. Pero también es verdad que no
disponemos de un corpus de esa clase, con un tamaño suficiente como para que
los cálculos alcancen un grado adecuado de representatividad. Por ello, los
cálculos que aquí se presentan se basan en grafías, no en fonemas, pero tuvimos
cuidado de distinguir los usos de la letra <c> para los fonemas /k/, /?/ y /s/ -pensando en el español nacional de España-
y /k/ y /s/ para los españoles americanos, así como <qu> para /k/ ante
<e, i>.
Los cálculos se hicieron de dos maneras: primero, tomando en
consideración exclusivamente la nomenclatura del DEM, es decir, la lista de
vocablos que sirven de entrada. El probable efecto de este cálculo sobre las
medidas es que varíen los resultados, si se considera que la nomenclatura no
toma en cuenta la flexión y la derivación de las palabras. Pero después tomamos
en consideración todo el texto del DEM, es decir, la totalidad de sus
artículos, lo cual ofrece textos completos, con sintaxis plena y referidos a
una buena parte de la experiencia de la vida de los mexicanos (aunque hay que
tomar en cuenta que el texto, por su naturaleza, puede representar a la baja
los morfemas de tiempo verbal y sufijos como el diminutivo); por eso sostenemos
que esta otra medida supera la anterior limitación y ofrece una interesante
representación de toda la lengua. Como se ve en las tablas que siguen, el primer cálculo dio como resultado
121,636 pares mínimos; el segundo 857, 888 pares mínimos.
Si se comparan los rendimientos funcionales de las vocales
entre sí, los resultados son, en cuanto a vocablos en la nomenclatura:
Oposición
|
Frecuencia total
|
Porcentaje
|
a/o
|
1,571
|
2.583%
|
a/e
|
1,482
|
2.437%
|
a/i
|
1,145
/td>
|
1.883%
|
e/i
|
960
|
1.578%
|
e/o
|
633
|
1.041%
|
e/u
|
400
|
0.745%
|
i/o
|
453
|
0.687%
|
a/u
|
418
|
0.658%
|
o/u
|
138
|
0.597%
|
i/u
|
383
|
0.227%
|
En cambio, medidos los rendimientos funcionales de las
vocales en todo el texto, los resultados son:
Oposición
|
Frecuencia total
|
Porcentaje
|
a/o
|
12,790
|
2.982%
|
a/e
|
9,048
|
2.109%
|
a/i
|
6,649
|
1.550%
|
e/i
|
6,421
|
1.516%
|
e/o
|
6,504
|
1.497%
|
i/o
|
4,966
|
1.158%
|
a/u
|
3,126
|
0.729%
|
e/u
|
2,853
|
0.665%
|
i/u
|
2,746
|
0.640%
|
o/u
|
1,836
|
0.428%
|
También a manera de ilustración, si se considera el
rendimiento funcional de tres oposiciones gráficas (letras <c>, <s>
y <z>), correspondientes a los fonemas castellanos ?/s y, en el caso del
español mexicano, a meras oposiciones ortográficas, puesto que todas esas letras
corresponden al fonema /s/, los resultados dan lugar también a sugerentes
elucubraciones.
Por vocablos de la nomenclatura:
oposición
|
frecuencia
|
porcentaje
|
c/s
|
136
|
0.224%
|
s/z
|
38
|
0.062%
|
c/z
|
19
|
0.031%
|
Por palabras en todo el texto:
oposición
|
frecuencia
|
porcentaje
|
c/s
|
756
|
|
s/z
|
218
|
0.051%
|
c/z
|
89
|
|
En cuanto al dialecto castellano moderno, que da lugar al
español nacional de España, hay que
sumar los tres resultados de las oposiciones, que dan 193 ocurrencias y 0.317
de porcentaje, y 1,063 con un porcentaje de 0.248 respectivamente, un
rendimiento funcional bajo. Uno y otro hecho revelan hasta qué punto la falta
de distinción entre, por ejemplo, casar
y cazar, cazo y caso, cocer y coser, entre otras parejas, es tan débil en cuanto a su rendimiento
funcional, que explica por qué la indistinción mexicana e hispanoamericana entre
s/? no constituye
un obstáculo para entendernos en español, aunque lo sea para lograr una buena
ortografía.
La investigación fue obra de Luis Fernando Lara, Alfonso
Medina Urrea y Héctor Torres.